Pensé que no volvería a escribir en este espacio. No
es porque no tenga nada que decir, todo lo contrario, pero un mundo hiper comunicado
y lleno de estímulos desde todas las direcciones, uno tiene que elegir sus
prioridades y eso he hecho. He aquí uno de los resultados de priorizar actividades. Pero no he venido a hablar de mi libro (aunque legítimamente
podría). Mi intención es describir un capitulo clave en mis aventuras
insulares: el día que me convertí en dos ciudadanos en vez de uno, jurando
lealtad a la reina del Imperio y a todos sus herederos.
En efecto amigos, desde el 25 de octubre del 2017 soy ciudadano
británico y español a la vez. Una aportación más a la diversidad, una patada a
una patria única y verdadera y "más mejor" tan de moda en estos
tiempos oscuros iluminados con destellos de luz, como una noche con luciérnagas.
Las cartas que había recibido desde que decidí
seguir el oneroso proceso de duplicarme habían sido de tinte burocrático, secas y
frías. Señalaban horarios y procesos que debía cumplir y me advertian de
lo que podría ocurrir si hacia algo fuera de plazo o si no enviaba o traía la
documentación adecuada. Sin embargo, todo cambió cuando crucé el umbral del
edificio del gobierno regional donde me disponía a recibir el certificado de
naturalización. Me recibió una sonriente funcionaria rubia de pelo ahuecado asignándome
el número 11 y me informó de que íbamos a empezar tarde ya que aún no se habían
registrado todos los que tenían que venir. Entré en la sala en cuestión, que era el
parlamento regional de Cambridgeshire, y me senté en mi asiento asignado con mi
número.
Una vez todos sentados en la sala, desde el primer momento
el lenguaje estaba premeditado y se referían a nosotros como "nuevos
ciudadanos" (puede que con la intención de hacernos un cumplido...un poco
inquietante para ser sinceros).
Vista desde mi asiento minutos antes de duplicarme |
Nos explicaron dónde estábamos y el hecho de
que solo los parlamentarios regionales estaban autorizados a usar este espacio, como queriendo convencernos de que nos concedían un privilegio especial. Antes
de empezar, como en todo buen evento británico, nos explicaron, lo que iba a
pasar, en qué orden y nos señalaron las salidas de emergencia. Después, nos pusimos
de pie para recibir a dos "dignatarios" que se encargarían de darnos
el certificado de ciudadanía. Eran un represéntante de la comunidad de Cambridge
y una representante de la corona. El primero, lanzo un discurso de
bienvenida en nombre de la comunidad, promoviendo el respeto mutuo y la
diversidad. La segunda sonreía exageradamente esperando su momento.
La funcionaria, después de darnos la bienvenida y una lista
de felicitaciones, se tomó la molestia de nombrar una a una las nacionalidades
de los sobre veinte asistentes: chinos, griegos, italianos, australianos,
estadounidenses, costarricenses, alemanes, indios, jamaicanos, canadienses. Después
leyó un texto sobre el origen de la ciudadanía y lo que significaba ser
ciudadano británico, enfatizó la importancia de la diversidad cultural, del papel
de gente de todos los orígenes y culturas en la gloria británica. Un simple
repaso histórico mental desde las colonias hasta el Brexit hizo temblar mis
manos y casi desfallezco. Recordé que en Cambridge el 74% de los votantes
dijeron que no al Brexit y que tal vez los discursos fueran diferentes en cada
región, rememoré la fragilidad de ese referéndum al límite, los referéndums que nunca lo fueron, sin nota de corte ni mínimos requerimientos ni
garantías para todos, pensé en un gobierno estático y sin imaginación frente a
una minoría radicalizada y manipuladora...mis rodillas flaquearon y mis ojos se
llenaron de lágrimas que no derramé. El momento de debilidad pasó y
llegó la hora de los juramentos. Nos hicieron a cada uno de nosotros decir
nuestro hombre frente a la concurrencia y después todos en voz alta y a la vez
repetimos el juramento (lo siento no puedo revelarlo, es un juramento secreto,
pero voy a mirar a otro lado cuando hagan click AQUI). Después, la
representante de la corona leyó otro discurso explicándonos el significado lo
que acabábamos de jurar, recordándonos nuestros derechos y obligaciones por ser
conversos. Acto seguido entrega de certificado por los dignatarios a cada uno
de nosotros, que incluía también un sobre con folletos informativos y una funda
protectora para nuestro nuevo pasaporte. Decían nuestro nombre y país de origen
en alto y después de entregarnos el certificado nos sacaban una foto (por la
que te clavaban 18 libras que yo no pague). Y para acabar la velada el final
feliz: todos juntos cantando el himno de nuestra nueva patria.
Al acabar el acto despiporre británico: Todos sacándose
fotos personales con la foto de la reina, los funcionarios y dignatarios y los
funcionarios sacando fotos a la gente con dignatarios, vamos una orgia
fotográfica.
Mi felicidad nada mas acabar la ceremonia. Notese un ligero cambio en mi estado |
La guinda del pastel fue una invitación a tomar té con galletas al
más puro estilo local y a la que la gran mayoría se apuntaron, incluidos los
dignatarios y funcionarios y el que escribe hoy.
En fin, un día feliz, un buen rollo y solemnidad mezclada
con informalidad. Personalmente me pareció divertida y bien pensada, pero yo
suelo ser un optimista. Para llegar a este día tuve que solicitar residencia
permanente en la isla. Sin duda el proceso más doloroso. Formulario de 85
páginas, detalles de todo tipo sobre tu vida en los últimos cinco años incluido
todos los viajes y fechas de entrada y de salida del Reino Unido, examen sobre
la cultura e historia británicas y prueba de inglés (en mi caso me valió con
haber hecho un máster en la isla). Seis meses después me dieron la residencia
con carácter retrospectivo. A continuación, solicité de naturalización que fue
un proceso poco doloroso pero muy caro (unas 1200 libras). Pagué 80 libras por
un servicio de validación documental por parte del gobierno que me permitió, a través
de una cita cara a cara con un funcionario, no solo asegurarme que mi solicitud
fuera burocráticamente impecable sino conservar todos mis documentos originales
mientras esperaba el veredicto.
Cuatro meses después fui invitado a la
ceremonia que he relatado. En total 1500 libras de inversión. ¿Dinero bien
invertido? Solo el tiempo lo dirá. Emocionalmente lo está. No solo este país me
lo ha dado todo en nueve años, sino que vuelvo al pasado. Un pasado de
antepasados ingleses que se remonta al siglo XIII. Me siento más diverso, más
culturalmente impuro y mezclado, me siento bien, me siento ciudadano del mundo.
5 VALORACIONES DE ORIGEN DIVERSO:
Emocionante!Me alegro mucho.Orgullosos de ti duplicado!
El planeta tierra es pequeño los Seward resucitan despues de siglos a traves del nuevo British.
Pero no olvidad que el primero fue Mikel.
Orgulloso de la desicion
Muy contenta y orgullosa!!!! Mis antepadasos britanicos han luchado mucho por salir adelante!!!!
Ahora un descendiente nos da mucha alegria siendo britanico!!!!
Edwin Stanley Seward estara muy muy contento, tu querido y amado bisabuelo!!!!
Lo que más me ha gustado, ha sido lo de las salidas de emergencia, XD.
Atractivo relato de su conversión, en su caso aditiva, a la monarca que era por aquel entonces, al menos no tuviste que frotarte con Carlos. He llegado tarde pero he llegado.
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